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Índigo: extracto azul de plantas
Una historia en color

Índigo: extracto azul de plantas

Como pigmento de pintura, el Índigo hace mucho tiempo que está de moda. Primero, en tiempos de los Romanos y, entre el siglo XIV y XIX, entre los pintores del resto de Europa. Originariamente, el color azul se extraía de plantas. Esta variante natural desapareció del mapa cuando el químico alemán Adolf van Baeyer desarrolló una alternativa sintética. Actualmente, el Índigo se elabora a base de pigmentos que poseen una excelente resistencia a la luz.

Índigo: extracto azul de plantas

El color Índigo tiene una larga tradición que, supuestamente, se remonta a mucho antes de nuestra era. El nombre proviene de la palabra griega Indikon, que significa ‘tintura de la India’. El Índigo se extraía originariamente de plantas que contenían el colorante Indigotina. En Europa, era la Yerba pastel o Isatide. Como materia prima, sólo se usaban las hojas que, después de ser molidas, se ponían en remojo en una cuba con mucha agua, hasta que fermentaban. Esto hacía que se desprendiera un colorante de olor dulce que teñía el agua de amarillo. Los restos de la planta se filtraban y el agua se traspasaba a cubas menos profundas. A continuación, se batía el agua con palos para añadirle oxígeno y desencadenar un proceso químico. Seguidamente, se formaba un sedimento azul en el fondo y en los laterales. Éste se rascaba para formar placas que se ponían a secar. Para elaborar la pintura, se molían las placas y se mezclaban con un aglutinante, como el huevo o la cera.

 

Tintorerías azules

Para colorear textil, sin embargo, el proceso era menos aromático. Las placas se ponían en remojo en cubas llenas de agua, salvado y orina. El resultado era una disolución amarilla. A continuación, normalmente en sábado, se añadía el textil y se dejaba hasta el lunes para después colgarlo a secar. Por efecto del oxígeno del aire, volvía a aparecer el color azul inicial. De ahí viene el término ‘lunes azul’. Este procedimiento de teñir textil de azul se realizaba en tintorerías azules. Era un próspero y gran comercio en, sobre todo, Inglaterra, los Países Bajos, Francia y el Thüringen alemán. No obstante, el explorador portugués Vasco da Gama a finales del siglo XV descubrió una planta en Asia que contenía treinta veces más cantidad de azul que la Yerba pastel o Isatide. A esta planta se le llamó Indigofera Tinctoria, y al azul que se extraía, Índigo azul. A pesar de los numerosos intentos de impedir su importación e incluso prohibirla bajo pena de muerte, el descubrimiento de Da Gama significó el fin de la lucrativa era Isatide.

 

El Índigo sintético de Adolf von Baeyer

Durante la Revolución Industrial, el químico alemán Adolf von Baeyer consiguió analizar el Índigo y, posteriormente, hacer una variante sintética. Se desarrolló un proceso de producción por el cual la planta de Índigo, después de 1915, casi no se usó más. Hace tiempo que el pigmento que Baeyer introdujo ya no es actual, especialmente porque su resistencia a la luz deja mucho que desear. El Índigo de la acuarela Rembrandt se elabora a partir de una combinación de dos pigmentos que poseen una resistencia a la luz de como mínimo 100 años bajo iluminación de museo.

 

Sobre azul no hay nada escrito

El azul índigo no se puede definir, porque depende, en gran medida, del tipo y de la calidad de las plantas de las cuales se extraía originariamente. Max Doerner, en su libro ‘Los materiales de pintura y su empleo en el arte’, escribe que su matiz se parece al azul Berlín. El físico Isaac Newton, sin embargo, lo coloca en el espectro entre azul y violeta. En la acuarela Rembrandt, se ha optado por un Índigo oscuro que tiende a verde.

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