
Cobalto: de ‘plata falsa’ a pigmento lleno de color
En el mundo de la pintura, el cobalto es conocido especialmente por su tonalidad azul. Sin embargo, este pigmento, que en la antiguëdad se extraía de un mineral, posee muchos y diversos matices, de amarillo a rojo, y de azul a verde y, antiguamente, también se usaba para colorear cristal y cerámica. Su nombre procede de los duendecillos mineros kobold (mitología germana). Para conocer su procedencia, debemos remontarnos al pasado, a mucho antes de nuestra era.
Cobalto: de ‘plata falsa’ a pigmento lleno de color
En busca de metales y piedras útiles, el hombre descubrió la plata. Era fácil de fundir y además, tenía un hermoso brillo. Pero como la plata no era el único metal de este color, a veces se cometían equivocaciones con sus pertinentes consecuencias. Y es que, al fundir ‘plata falsa’ se desprendían sustancias tóxicas que eran muy perjudiciales para la salud. Según los ‘mineros’, eso era el trabajo de los duendecillos kobold, quienes robaban la plata y la sustituían por un metal venenoso, kobold, que más tarde se convertiría en cobalto. Ahora sabemos que la verdadera causa es otra y que los compuestos de cobalto atraen arsénico, que al calentarse, se evapora formando el tóxico óxido de arsénico.
Cristal como materia prima de la pintura
En la antiguëdad, ya se usaban minerales que contenían cobalto de diferentes tonalidades, entre otras cosas, para colorear cristal y cerámica. Un cristal azul conocido es el cristal esmalte, que a partir de la Edad Media, también se usó como materia prima de la pintura. El cristal se molía y se mezclaba con un aglutinante. Este azul cobalto fue por mucho tiempo la alternativa más económica al muy caro y difícil de conseguir ultramar, que se elaboraba de la piedra afgana semipreciosa lapis lázuli. Pero su mayor inconveniente era que al añadirle demasiado aceite, el color azul, con el paso del tiempo, se transformaba en un sucio verde grisáceo.
Pigmento sólido
Fue el químico francés Louis Jaques Thénard, quien en 1802 empezó a experimentar con un compuesto de cobalto y arsénico que se usaba en la llamada porcelana Sèvres. Descubrió que una combinación de óxido de cobalto y óxido de aluminio daba como resultado un pigmento azul muy sólido, el actual azul cobalto. Más tarde, se descubrieron otros colores a base de cobalto. Fue así, como a finales del siglo XVIII surgió la combinación de verde cobalto con óxido de cinc. A lo largo del siglo XIX, se elaboraron el azul cerúleo verdoso, el violeta cobalto, el rojo cobalto y el amarillo cobalto respectivamente con óxido de estaño, fosfato, óxido de magnesio y óxido de potasio. Hoy en día, el rojo y el amarillo se han substituido por pigmentos de cadmio más sólidos. Los otros colores aún se utilizan en la actualidad y son famosos por su excelente resistencia a la luz.
Un asunto caro
Los pigmentos de cobalto son muy resistentes a la luz, pero también son muy costosos. Dependiendo del color, el precio puede subir a más de 300 euros el kilo. De todos los pigmentos azules, el azul cobalto es el único que posee un buen poder cubriente.
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