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Bermellón: de mercurio y azufre a pigmentos inocuos
Una historia en color

Bermellón: de mercurio y azufre a pigmentos inocuos

La historia del bello bermellón, de tonalidad naranja rojizo, está manchada de negro tinta. Durante mucho tiempo, el color se obtuvo del mineral tóxico cinabrio, el cual contiene una gran dosis de mercurio y de azufre. Basándose en estos ingredientes, el hombre aprendió rápidamente a elaborar bermellón. No fue hasta finales del siglo XIX cuando se desarrolló una alternativa mucho menos nociva a base de cadmio. En la actualidad, el bermellón se elabora con modernos pigmentos inocuos y sólidos.

Bermellón: de mercurio y azufre a pigmentos inocuos

Por desconocerse las consecuencias nocivas para la salud, el bermellón se obtuvo por mucho tiempo del cinabro, un mineral que contiene mercurio y azufre. Los Romanos lo usaban incluso para hacer barras de labios, hecho que no contribuía para nada a la buena salud de las damas. El mineral en sí es de color rojo oscuro y

debe molerse para obtener el pigmento que se usa en la elaboración de la pintura. Cuanto más fino el molido, más fuerte y ardiente el rojo. El pintor del siglo XV, Cennino Cennini, escribe lo siguiente en su libro ‘Manual del pintor’: “Si se moliera cada día durante veinte años, aún sería mejor y más perfecto”. Los aprendientes de artesano del Renacimiento y el Barroco debían trabajar duro para obtener el deseado e intenso color naranja rojizo de este rígido mineral.

 

Vasijas de bermellón holandesas

Se asume que el bermellón ya se preparaba en el siglo VIII por procedimiento sintético. Para ello, se calentaba una mezcla de mercurio y azufre en una vasija con tapa de barro, obteniéndose un rojo sulfuro de mercurio, o, lo que es lo mismo, Bermellón.

Era un arte saber calentar la mezcla. En el siglo XVII y XVIII los fogoneros holandeses contaban con una alta reputación a nivel internacional, gracias a su pericia en la elaboración de ‘vasijas de bermellón’ de alta calidad. El mercurio se obtenía de las minas de mercurio, la más grande de las cuales se encuentra, aún en nuestros días, en Almadén, España. Los encargados de extraer el mercurio eran prisioneros, a los que les esperaba una súbita muerte debido a los gases que se formaban en las fosas.

 

Variante fiable

A finales del siglo XIX, el bermellón original quedó desplazado por el pigmento de cadmio rojo, al no sólo ser mejor para la salud, sino también más duradero.

Y es que el bermellón de mercurio sufre cambios químicos con el paso del tiempo y pierde intensidad. Recientes investigaciones han demostrado que este proceso tiene lugar por efecto del clorito presente en el aire y se manifiesta en dos fases. Una cantidad mínima de clorito en combinación con la luz, forman bolitas minúsculas de mercurio metálico puro, que en el cuadro se observan en forma de pequeñas manchas negras. A continuación, este mercurio entra en reacción con el resto del clorito, transformándose de negro a blanco. Es así como viejas capas de bermellón cambian de tonalidad y presentan manchas blancas y negras. Asimismo, no es posible mezclarlo con pigmentos que contienen plomo y cobre, tan usuales en aquel tiempo, como son el blanco de plomo, el amarillo de cromo y el verde español. Para proteger el comercio lucrativo del costoso bermellón de mercurio, pasó algún tiempo hasta que salió al mercado un pigmento de cadmio de idéntico color. Ya que el cadmio, aunque en menor medida, también es nocivo para el hombre y el entorno, en la actualidad, el color bermellón se elabora a base de pigmentos inocuos y sólidos.

 

 

La lucha entre el dragón y el elefante

En la alquimia, el mercurio y el azufre se simbolizaban respectivamente con el elefante (un litro de mercurio pesa 13,6 kilogramos) y el dragón (el azufre es el ingrediente de la pólvora). En un antiguo mito, el origen del mercurio se describe de este modo:

 

‘El dragón, siempre sediento de la sangre del elefante, lía su cola en las patas del elefante. Éste se deshace de la cola con su trompa, pero el dragón se agarra rápidamente a los ojos y los agujeros de la nariz y le chupa la sangre al elefante. El elefante se debilita y finalmente cae, aplastando, casi siempre, al dragón con su peso.’

 

 

¿Sabía usted que …?

La palabra bermellón procede del latín ‘vermiculus’, o lo que es ‘gusano pequeño’. Probablemente se refiere a una especie de gusano del cual se obtiene un colorante de color parecido al bermellón. En alemán, por el contrario, se habla de ‘zinober’, una referencia directa a cinabrio, palabra que, asimismo, procede del griego ‘kinnabari’ y que significa bermellón.

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