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Navegar por los retos de la salud mental
Un viaje personal en tiempos de incertidumbre

Navegar por los retos de la salud mental

La vida tiene una forma de lanzarnos bolas curvas inesperadas cuando menos lo esperamos. En mi caso, la sorpresa llegó en forma de diagnóstico de cáncer. Cuando me embarcaba en un nuevo capítulo de mi vida, persiguiendo una educación largamente esperada, me enfrenté de repente a la desalentadora realidad del cáncer de ovario. El siguiente blog relata mis experiencias y el viaje de salud mental que se desarrolló durante este difícil periodo.

Un diagnóstico que alteró mi camino

Justo cuando por fin podía perseguir mis aspiraciones educativas, el destino me tenía reservado un plan diferente. Un chequeo rutinario reveló un tumor que crecía rápidamente, y el diagnóstico fue cáncer de ovario. La noticia me golpeó como un maremoto, dejándome insegura y abrumada. Sin embargo, en medio del shock inicial, supe que tenía que tomar una decisión: sucumbir a la desesperación o afrontar el reto con positividad.


El juego de la espera

Mientras lidiaba con la noticia, se presentó otro obstáculo. Debido a la pandemia de COVID-19, los hospitales de Suiza estaban desbordados, y me encontré en una lista de espera para operarme. Las semanas se convirtieron en meses, y la incertidumbre de no saber cuándo tendría lugar la operación no hizo sino aumentar la tensión mental y emocional. Compaginar los compromisos laborales con la asistencia a clase los viernes y sábados se convirtió en un complicado acto de malabarismo, intensificado por la necesidad de someterme a diversas pruebas.

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Mantenerlo cerca

Durante esta época difícil, tomé la decisión consciente de mantener mi diagnóstico en privado, compartiendo la noticia sólo con mis amigos más íntimos. Aunque era tentador confiar en los demás, quería mantener una sensación de normalidad en mi vida cotidiana. Sin embargo, esta decisión también significaba cargar sola con el peso de mi enfermedad, lo que planteaba sus propios retos en términos de apoyo emocional.


Encontrar consuelo en la meditación

En busca de fuerza interior y estabilidad, recurrí a la meditación. Se convirtió en un refugio donde podía desconectar de las preocupaciones e incertidumbres que rodeaban mi diagnóstico. Mediante la práctica regular de la meditación, descubrí el poder de la atención plena para calmar mi mente ansiosa y tranquilizar mi alma abrumada. Se convirtió en una herramienta esencial para hacer frente a la montaña rusa emocional que acompañó a mi viaje oncológico.


Cultivar la positividad

Abrazar la positividad no fue una tarea fácil, pero me di cuenta de que era un paso crucial en mi viaje hacia la salud mental. En lugar de obsesionarme con las incertidumbres y los miedos, me centré en los momentos de alegría y gratitud que había en mi vida. Rodearme de mis seres queridos, participar en actividades que me aportaban felicidad, como pintar en mi estudio y pasar tiempo en la naturaleza, meditar y celebrar las pequeñas victorias se convirtieron en elementos fundamentales para mantener una actitud positiva.

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Recibir un diagnóstico de cáncer en un momento crucial de mi vida fue un reto innegable. El viaje estuvo marcado por la incertidumbre, el estrés y la necesidad de fortaleza tanto física como mental. Sin embargo, aprendí que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay un rayo de esperanza. Incorporando la meditación y cultivando una mentalidad positiva, pude sortear los obstáculos con resistencia y gracia.

A cualquiera que se enfrente a una situación similar, le animo a que busque consuelo en las prácticas que le aportan paz. Recuerda que no estás sola, y que es esencial buscar el apoyo de tus seres queridos y de profesionales. Juntos, podemos encontrar la fuerza para superar los retos más desalentadores que nos depara la vida, y salir más fuertes y resistentes al otro lado.
Y en mi caso, soy 1 de las 4 pacientes a las que, tras la extirpación de un tumor de ovario, resultó no ser maligno.

Por Katja van Strijk

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